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jueves 29 de mayo de 2008
Motel Parangaricutirimícuaro
No sé si exista un motel con este nombre casi impronunciable, que refleja, más que lo escondido o lo oculto, lo intrincado. De existir, lo más seguro es que sería utilizado de manera frecuente por parejas traficantes de palabras que, con trabalenguas, hablan lenguaje sensual aderezado con abrazos. Ese nombre Parangaricutirimícuaro no me gusta, dice hada Madrina, y propone El Machu Pichu, en referencia directa con el giro de ese tipo de establecimientos. Vas bien, muy bien, ya la hiciste, le responden. Como fondo, música instrumental de canciones románticas.
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domingo 25 de mayo de 2008
Sarita
Sarita y yo nos conocimos en el DF, en el 2006, cuando asistimos a un mitin del tabasqueño López Obrador. Si recordara la fecha, sería el 15 de septiembre. Platicamos brevemente, y entre otras cosas me dijo entusiasmada que ella venía sola, y que estaba convencida que Andrés Manuel es el líder que el país necesita. ¿Cómo hice plática con ella? Fácil. Yo estaba cerca de Sarita, bajo un árbol frente a la catedral metropolitana. Una señora joven y de buen ver, que estaba casi junto a nosotros, dijo que Obrador es soltero y que ella se sacrificaría con él, como pareja . Yo dije que estaría bien, pero que de seguro tendría mucha competencia. Sarita rió con ganas. Fue cuando aproveché para platicar con ella y fue cuando me comentó de su admiración por "el hombre", el señor López. Luego me preguntó si yo iba a venir para la siguiente asamblea que se programó para el 20 de noviembre; pues sí, le respondí contento, e hicimos cita. Ella traería comida, y yo las fotos que le tomé con mi Lumix Panasonic. El 20 de noviembre fui al DF, claro! los caballeros no fallan a las citas. Y transcurrió el mitin con el zócalo lleno. Sol, calor y hambre. Y yo en el mismo lugar -arbolito frente a la metropolitana- buscaba a Sarita. Luego cantó el Silvio Rodríguez, y yo miraba rostros para encontrarme a mi morena, la de la cita, y nada. Perdí la esperanza. Hasta que, casi anocheciendo, mi mirada se encontró con la suya. Ella traía lo acordado, yo también. Y entre el tumulto nos hicimos espacio para probar, la carnita con huevo y chile especial. Aquí nos vemos en la foto.
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La banda
Si, de pronto todo inicia de nuevo, y parece mentira que hacemos algo distinto a lo de ayer. Hoy por ejemplo, caldo de pollo y un vaso de coca cola en la comida. Y sólo eso. Ayer tomé café con Chepe en La Cabaña de Las Américas. Mucho de qué hablar, en la periferia cualquier tema, bordeamos para llegar al punto: la mujer que mueve el corazón. Comenta de sus encuentros. Le comento de los míos. Algo de imaginación. Me cuenta de su nuevo trabajo. Después de componer el mundo con un capuchino, un americano y un vaso de agua, pagamos y nos despedimos, previo intercambio de números telefónicos. Yo fui al gran che, para comprar aceite para motor de carro. Afuera llovía. Le comenté que iniciaría un blog y trataría por disciplina escribir a diario. Este es. Pido permiso.
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martes, 30 de septiembre de 2008
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